Cuando hace ahora unos tres años celebramos un acto de reencuentro con ex jugadores del Sant Gabriel, la inspiración surgió inmediatamente después de despedirme de mis amigos de la infancia y adolescencia. Este pasado sábado, en esta nueva y emotiva celebración, algunos de los que han repetido, me han recordado el escrito que les dediqué en aquel entonces y algún que otro me dijo que no tuvo la oportunidad de leerlo.

Pues hoy, después de los abrazos y recuerdos evocados después de la fiesta, la inspiración que necesito para escribir ha vuelto a emerger con facilidad abrumadora: anécdotas de todo tipo, algunas inéditas, nos hicieron reír a carcajada limpia disfrutando como enanos: Miquel Marco, con el que coincidí en varios viajes con el equipo, me enseñó una nostálgica foto que no había visto en mi vida de cuando estuvimos en Formentera en el Hostal del “Juanito Juan Juan”; ¡Anda que se complicaron la vida con el nombrecito…! O cuando fuimos a Ámsterdam, con las escapadas a los cines porno y cuando el anfitrión de la casa donde estábamos alojados nos quiso regalar unos florines para reventarlos en el Barrio Rojo con sus famosas “Girls behind de Windows.”, algo totalmente insólito y flipante para unos pipiolos adolescentes en periodo todavía de dictadura.

Con Antolín y compañía recordando personajes y aventurillas de cuando teníamos  ocho o nueve años;  las hostias que repartía en el Cole el hermano Jesús, alias «el Tomate» (era buen tío, pero es lo que tenia aquella época cuando alguien se descantillaba…) , o recordando con Paco Alba y el Gran Jefe Llandrich aquel viaje a Suiza donde una noche le ató las manos a la cama al Angel Amate para que dejara de pajearse –al cabo del rato se las desató pero fue un aviso para que no se quedara ciego con tanto manubrio como el chiste del maestro del “Pequeño Saltamontes” de  la serie Kung Fu ¿os acordáis?–.Y mientras tanto, en aquel solitario y tenebroso albergue en medio del bosque, la rueda de repuesto del autocar volando en la penumbra por el exterior de las ventanas, gamberrada que se le ocurrió a algún iluminado para rematar el acojone del pequeño Vila que pululaba de cama en cama intentando mitigar el terror que le despertaban  aquellas paredes.

Y como colofón a la fiesta, después de los chupitos, no faltó el grito de guerra de Molero, un crack; nuestro líder en el autocar cada vez que salíamos al extranjero: ¿Yes verygundi nonain? y nosotros respondimos como lo hacíamos entonces: All right!! Ni siquiera él tiene ni puta idea del significado de la pregunta. La respuesta sí la teníamos clara: “Todo perfecto”.

Por último, agradecer a Angel Esteller y Salva Aragall por su valiosa implicación para organizar este tipo de actos, sin su perseverancia estos reencuentros difícilmente hubieran sido posibles. Y cómo no, un homenaje y reconocimiento  a nuestro gran referente en este fantástico club, nuestro Jefe, Joan Llandrich. Sin su impresionante compromiso y sabiduría, tanto futbolística como educativa, el Club Deportivo Sant Gabriel seguro que no hubiera llegado a tener el prestigio que lo ha alzado a la cumbre del futbol formativo catalán  durante todos estos años, tanto en el masculino como femenino. “Gràcies Mestre en nom de tots per existir”.

Una abraçada per a tota la familia Gabrielista i fins a la propera.

Jordi Terris 13-05-2017

      DEDICATÒRIA AL MEU PARE EL DIA DEL SEU ANIVERSARI

No vull imaginar-me papa, quina mena de sensacions poden arribar a impregnar quan un compleix vuitanta anys.

Suposo que deu confluir una barreja de sentiments: l’alegria d’haver-los complert;  la satisfacció d’haver-los viscut dignament; la fortuna d’haver-los gaudit amb salut; el record dels moments de joia, els de dificultat, i els de tristor.

Un aniversari força adient per passar balanç. Per bé que tu ets un afortunat , perquè pots fer-ho content de què  aquesta salut de ferro que la vida t’ha injectat segur et permetrà encara un ample recorregut, una nova etapa al costat de la teva estimada i ben a prop de la teva entranyable família que hem vingut a fer-te companyia i  a celebrar aquest dia tan especial.

No sé si t’ensumaves la sorpresa, però en qualsevol cas, aquesta incertesa que de ben segur t’embargava, avui la tens sobradament recompensada…

Moltes felicitats, papa.

                                                                   20-09-2013

Este pasado sábado fue un día muy especial. Nuestro gran jefe Joan Llandrich me dijo que, al margen de Parrado que nos dedicó un breve discurso, tenía que ser yo quien pronunciara unas palabras en honor al fantástico encuentro que tuvimos el privilegio de disfrutar. Yo le respondí que el hecho de tener cierta habilidad con la escritura no significaba que tuviera que ser un gran orador.

Y, como el evento, el C.D. Sant Gabriel y todos mis compañeros se lo merecen, he decidido cumplir el deseo de nuestro estimado Llandrich y ofrecer aunque sea por escrito una dedicatoria a todos ellos y a ese día tan extraordinario.

La jornada superó todas las expectativas. Gracias sobre todo a su promotor, Angel Esteller, pudimos reunirnos en un almuerzo un gran número de ex compañeros, algunos de los cuales estaba convencido desde hace años que no volvería a ver en mi vida.

Muchachos: me lo pasé de fábula; recordar anécdotas de la infancia después de casi 40 años. Si, se dice pronto, cuatro décadas hacía que no veía a algunos de ellos. Saludar a amigos de travesuras como Antolín de la Torre, Cayetano Morgado, Andrés Molina o Miguel Marco, por citar cuatro entrañables ejemplos me llenaron de emoción.

Cuando Arriola, un personaje que hace unos 37 años que no veía, me dijo que siempre se acordará de mí porque nació el mismo día i el mismo mes que yo, se me cayeron… al suelo. Y cuando Fernando, hacia coña, preguntando constantemente ¿Qué había pasado con los rizos del Terris? una mezcla de risa y emotividad embargaba mi estado de ánimo. Lo impresionante en este tipo de situaciones es que la buena gente siempre te sorprende, en positivo…

Y es que este tipo de encuentros de alguna forma te hace renacer. Te transportan en el túnel del tiempo hacia tus orígenes, unos orígenes en los que el club del Sant Gabriel marcó de forma determinante nuestra trayectoria vital; una etapa que coincidió con una generación de jugadores únicos, extraordinarios, grandes futbolistas y mejor personas.

Gracias a todos y en especial a Angel Esteller y a Joan Llandrich, un crack, un Maestro que, con su desinteresada contribución a este gran club, al margen de su indudable categoría a nivel futbolístico,  en su dilatada carrera  ha constituido un pilar fundamental en la  formación como personas  de innumerables niños y niñas que, a lo largo de los años,  hemos conformado la gran  familia del Sant Gabriel.

Jordi Terris 16-12-2013