Un país con doble rasero para medir la corrupción
Es curioso observar cómo cada vez que un catalanista emite una crítica sobre los innumerables casos de corrupción que han salpicado y continúan salpicando a miembros del Gobierno de España y a dirigentes de su partido, siempre aparece el clásico nacionalista español que contraataca dicha evidencia con el recordatorio del caso que afecta al ex president Jordi Pujol.
La diferencia entre ambas situaciones conviene puntualizarlas porque a veces se suele olvidar que mientras el Sr. Pujol pidió perdón por sus flagrantes errores, los implicados en casos de corrupción del Partido Popular se hacen los suecos y se limitan a escudarse en sus cuatro cabezas de turco como Rato y Bárcenas. Mientras el Sr. Pujol ha sido desposeído de su despacho de ex presidente y ha quedado humillado y menospreciado por la gran mayoría de catalanes acarreando una tacha imborrable que le perseguirá el resto de sus días, personajes como el ministro Fernández Díaz, o el ex ministro Soria, han salido reforzados con sus conductas, y éste último premiado recientemente con el nombramiento de Director Ejecutivo en el Banco Mundial con un salario neto anual de 226.000.-€. Mientras el partido del Sr. Pujol ha ido perdiendo adeptos de manera muy significativa, el PP en las últimas elecciones ha obtenido notables mejores resultados, e incomprensiblemente -excepto en Catalunya y en Euskadi- sigue siendo partido hegemónico y mayoritario.
En definitiva, sería bueno y saludable que en un tema tan latente y delicado como éste, en general tuviéramos todos una posición más ecuánime y autocrítica.
Jordi Terris El Periodico 06-09-2016
Jordi Terris 